miércoles, 11 de mayo de 2011

Toubkal y Marrakesh (Puente de mayo)

    Llevo intentando ir a la cordillera del Atlas varios años, pero por unas cosas o por otras siempre acaba suspendiendose el viaje. Esta vez con la organización del Club Bajocero, con Pele a la cabeza organizativa, por fin iba a poder escalar esta montaña tan lejana y cercana a la vez.
    Digo lo de cercana porque es increíble lo rápido que te plantas en el campo base de la montaña. Cogimos el avión a las 10.20 de la mañana, con el previo reparto de las camisetas conmemorativas de la expedición.

En 2 horas aterrizamos en Marrakesh (12:00 am). 2 minibuses nos estaban esperando en la salida y nos llevan a Imlil, que es el último pueblo del valle donde acaba la carretera (14:00 pm).


    Aquí nos prepararon un tajine que estaba buenísimo (o era el hambre que teníamos ya). Después de ponernos las botas con el pan de pita, cargamos las mulas con todos los petates llenos de material para la escalada.



    El tiempo que pronosticaban para este puente no era nada bueno, con nevadas y ventisca durante toda nuestra estancia en el refugio. Así que subiendo por el valle no pudimos ver ninguno de los majestuosos picos que nos rodeaban, pero si algunas de las aldeas en las cuales había tiendas bereberes y algo para tomar te moruno (buenísimo).




     Pasito a pasito para no subir muy rápidamente y poder dormir bien sin que nos afecte la altitud llegamos al refugio a eso de las 20.00 pm. con el inconveniente que las mulas nos dejaron el material a unos 30 minutos del refugio, ya que estos animales no quieren pisar la nieve por si se rompen una pata, y tuvimos que portear unos 30 kilos a la espalda. ¡En 10 horas estaba a los pies del Toubkal!.


    Desestimamos la opción de poner la tiendas debido a las nevadas que se avecinaban, así negociamos precio en el refugio y dormimos dentro por 10 euros la noche. Excepto algunos valientes que si que se quedaron en el exterior.
    A la mañana siguiente lamentamos terriblemente tener razón sobre el tiempo, ¡como nevaba!. No se veía a más de 50 metros y lo peor era la ventisca que hacía con vientos en la arista cimera de 50 km/h.




    Pero 8 locos nos empezamos a calzar las botas con la simple idea de no estar todo el día en el refugio y andar hasta donde la montaña nos dejase. Encendimos los gps y empezamos la ascensión. Toda la subida se hace sin apenas descansos y esto añadido a que íbamos subiendo con la capuchas puestas sin ver un carajo y mirando al suelo para que la ventisca no nos arrease en la cara.
    Después de unas 3 horas estábamos a punto de remontar el último repecho de unos 100 metros para llegar a la arista cimera y unas 1.5 horas para la cima, cuando tuvimos dudas de si seguir o no, pero le echamos "cujons" y tiramos para arriba.
    Cuando llegamos a la arista, la vista del circo norte y de la cima fue impactante para mis ojos, ¡que muros y que corredores!. Esto es un rincón de los Alpes en medio de Marruecos. Una vez alcanzada la cima, nos abrazamos para festejar que habíamos vencido. La temperatura que marcaba mi reloj era de -6º C y 4167 metros de altura.
    Rápidamente iniciamos el descenso porque el frío debido a la ventisca era muy "molesto". La bajada fue bastante costosa porque la nieve acumulada era ya de unos 60 cm y nos hundíamos hasta las rodillas a cada paso. Por algunos momentos despejaba y nos permitía ver un mundo de picos y aristas que había a nuestro alrededor.
    Ya en el refugio nos colocamos alrededor de una chimenea que no paraban de rellenar nuestros anfitriones, los guardeses bereberes. Lo mejor de la noche fue la ronda de chistes que nos marcamos y los trucos de magia de Paco, que nos dejó a todos locos.


    Al día siguiente ya no nevaba y sabíamos que teníamos que bajar todo el material en la chepa, así que no hicimos ningún pico y decidimos bajar valle abajo en busca de las mulas. Nuestra sorpresa fue que a 1.5 horas de camino, ¡estaban las mulas! y con nieve en sus pies. Benditos bereberes que se animaron a subir a por nosotros sabiendo del peso que bajábamos. Pequeño vídeo de la bajada.




    Las vistas del Atlas eran impresionantes. Por fín el sol atravesó con sus rayos las odiosas nubes y nos descubrió las cimas de más de 4000 metros.

 
    A la bajada nos volvimos a parar numerosas veces a tomar zumos de naranja y tés en las aldeitas que nos encontrábamos a nuestro paso. Resulta increíble encontrarte con tiendas bereberes a más de 2000 metros de altura y lo animadas que son sus gentes aunque no les compres nada.





    Ya en el pueblo nos pusieron otra comilona de tajine y entre risas y chascarrillos nos metimos otra vez en los minibuses rumbo a Marraquesh a pasar un día y medio entre compras, regateos, asaltos de comerciantes para que les compres su mercancía. Lo mejor fue el abordaje de un montón de camareros de la plaza de Jamaa el Fna que insistían en que comiésemos en sus puestos. Es normal, porque éramos 15 hambrientos montañeros y nos íbamos a dejar bastantes dirhams



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    Me he quedado con ganas de conocer mejor la cordillera del Atlas, así que para el año que viene pienso volver algunos días más para escalar esas impresionantes montañas africanas.