viernes, 15 de abril de 2011

Ascensión al Posets desde Ángel Orus

Después de un invierno en el que ha predominado la práctica del esquí, tanto en pista como de travesía, nos enfrentamos a la segunda montaña más alta de los Pirineos, el Posets, que con sus 3375 m. se antojaba dura y larga.
Esta es la segunda salida que hacemos Rocío y yo con nuestro nuevo club, el Bajocero de Parla. Gente súper sencilla y feliz y que comparten nuestra mejor afición.
El viernes salimos de Madrid 20 miembros del club rumbo a los Pirineos, Rocío, Juanjo e Ismael "Picapiedra" fuímos en mi coche, llegando hasta los "guebs", porque Benasque está muuu lejos. Esa noche dormimos en La Senarta, que para encontrarla dimos más vueltas que un tiovivo.
A la mañana siguiente partimos hacia el refugio, 2 horas de subida, pero que muy rápidamente ganamos altura.

La situación del refugio no podía ser mejor. Grande y calentito, vamos, un hotel de montaña.

El objetivo del sábado era el pico Perramó, pero Rocío y yo, debido a nuestra baja forma, decidimos reservarnos y salir a andar hasta la base de la montaña, mientras que Pele, Pica, "Calleja" y Juanjo si que le dieron y lo subieron.

Acabaron jodidillos debido a la mala nieve que había, ya que se hundían hasta la ingle. Mientras tanto los demás dándole a la vida dura en el refu.

 A la mañana siguiente nos levantamos a las 4.30 de la mañana para encontrar la nieve en las mejores condiciones, por lo menos en la subida. Nos esperaban más de 1200 m de desnivel, con la duda de las condiciones de la nieve.
Sonó el despertador, desayunamos y nos pusimos los frontales, y cual procesión de Semana Santa, marchamos hacia la cumbre.

 Poco a poco iba amaneciendo y la nieve estaba en unas condiciones muy buenas para las altas temperaturas que hacía.


 El tramo que más aprieta es la Canal Fonda, que tiene la inclinación justa para desgastarte las patas y llegar calentito al Collado del Diente de Llardana.

 Ya en el collado sólo nos quedaba la arista final, en la que tuvimos las mejores vistas del macizo del Aneto durante toda la ascensión.





 Aquí podemos ver la arista por la que subimos.

Por fin llegamos a la cumbre, el mundo a nuestros pies y la satisfacción de llegar a una gran montaña.




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